martes, 14 de diciembre de 2010

Juventud y Liderazgo


Hay una preocupación global en el mundo y es que la mayoría de los jóvenes de hoy día no están enfocados en ejercer liderazgo ni en crecer en lo personal, como sí era el interés de los jóvenes en las décadas de los 50, 60, 70 y 80. Hoy su enfoque parece estar en los videojuegos, en conseguir la mayor cantidad de amigos en Facebook, en enviar más Twitters que sus amigos, en tener el teléfono más “in”, en mantener una imagen exterior atractiva y en ser los más populares.

Este comportamiento inevitablemente los distrae y aleja de la responsabilidad inherente que tienen de darle forma al futuro de la humanidad. Hogares, comunidades, iglesias, ciudades, países y organizaciones globales trabajan sin descanso y esperan que sus jóvenes puedan darse cuenta del vacío que se está creando al ignorar ese vínculo existente por naturaleza entre ellos y su entorno, y que en ese despertar puedan comenzar a realizar los cambios necesarios para alinearse nuevamente con su propósito natural.

Es nuestra la responsabilidad de ejercer ese liderazgo hasta ser relevados por ellos, pero antes es imprescindible que nos entreguemos a esta juventud que nos relevará, para así asegurarnos que el planeta quedará en las mejores manos. Para lograr esto, la prédica con el ejemplo es lo que causará el mayor impacto. El esfuerzo personal de vivir una vida, no perfecta, pero sí lo más íntegra posible, puede generar en la juventud que nos rodea la influencia necesaria para motivarles a llenar sus vidas de experiencias significativas, visión y un compromiso con el entorno. 

No está mal usar Facebook, o jugar Mario Bros.; al contrario, son herramientas de comunicación y distracción geniales. No obstante, comenzar una vida sobre la base única de estos hábitos solamente, puede no proveer los fundamentos para una vida equilibrada. 

Por favor, no deseo transmitir un mensaje de mega responsabilidad, tanto nuestra como de nuestros jóvenes. No deseo que se entienda que el fin de este artículo es recargar con culpa a padres y jóvenes. Tampoco se intenta insinuar que cada joven tiene que ser un líder global. Al contrario, el objetivo es generar una reflexión acerca de la manera como se pasa el tiempo y el tipo de hábitos que se están formando en nosotros y nuestros jóvenes. Lo que ingrese en nuestra mente y espíritu en los primeros años de vida, es lo que determinará la actitud ante ella y la forma como decidamos enfrentar los desafíos que seguramente se tendrán. 

El liderazgo personal puede ser el comienzo de la edificación de una vida equilibrada (nótese que no hablo de "vida exitosa", sino vida equilibrada). Es en el liderazgo personal que el individuo comienza a conectarse consigo mismo y que comienza a descubrir su relación con la responsabilidad. No tiene que ver con ser un líder de masas; solamente se trata de ser líder de sí mismo, de sus hábitos, costumbres, emociones, decisiones. No se trata de esperar que ese joven sea un presidente de un país, o de una corporación multinacional; ni siquiera un gran y efectivo gerente. Se trata de esperar que ese joven tenga una visión clara de lo que puede darle a la vida y de lo que puede esperar de ella como resultado de sus acciones. 

Nuevamente, todo comienza en los primeros años. Si tenemos hijos o jóvenes cerca a los cuales podamos influir positivamente, hagámoslo. Tratemos de que ellos comprendan su rol en el mundo de cuánto harán la diferencia en él si se esfuerzan por vivir vidas íntegras.


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