jueves, 28 de junio de 2012

¿Cuán Influenciable Soy?


"Rodéate solamente de personas que vayan a elevarte más alto", dice Oprah. 

Jim Rohn lo puso de esta manera: "Eres el promedio de las cinco personas con las que más pasas tu tiempo".

¿Cuán consiente eres de esta realidad?
Por muchos años he visto personas que parecieran no dar un paso al frente en su progreso, no sólo financiero, sino emocional, social, mental y físico. Y no se trata de esperar que den grandes saltos en poco tiempo, sino de un progreso gradual en sus vidas. Pero no. Ni siquiera eso. Tal vez este es mi juicio, y ellos, ajenos a este juicio mío, viven una vida que para ellos es una vida normal y eso es lo que desean porque no existen en ellos expectativas más elevadas. O si existen, no está la pasión, ni la fuerza, ni el motivo que los impulse a ir tras ellas.
Pero he ahí la pregunta: ¿Por qué no existen expectativas más elevadas? ¿O por qué no se encuentra esa pasión, fuerza o motivo?
La respuesta a esta pregunta nos lleva nuevamente al tema del artículo: ¿Cuán influenciable soy? Si tomamos como punto de partida la declaración de Jim Rohn de que somos el promedio de las cinco personas con las que más pasamos nuestro tiempo, entonces las personas en nuestro entorno tienen mucho que ver en nuestro progreso y en la velocidad de éste. Todos recordamos a un maestro, un tío, un abuelo, un amigo mayor o inclusive nuestros propios padres (ojalá y esta fuera la regla), como personas que influyeron sobre nosotros positivamente. Resuenan en nuestra mente esos consejos y sus actitudes ante la vida. Pero por otro lado también tenemos un panorama triste en el que jovencitos son influenciados por sus "compinches" y presionados a hacer lo incorrecto, terminando sus vidas casi siempre en tragedia.
Entonces sí; las personas sí influyen sobre nosotros. Pero influyen hasta el grado que nosotros lo permitamos y les otorguemos autoridad. Por ello hay casos en los que el jovencito, por más que reciba consejos e influencia de sus buenos amigos, maestros y familiares, termina haciendo lo que no debe; y en el otro lado del espectro tenemos a jovencitos que nacen y crecen en comunidades desbordadas por la violencia y hábitos de pobreza que eligen desde temprano romper con ese entorno y salir a buscar terreno elevado.
Otra vez, ¿cuán influenciables somos?
Nuestro carácter va a ser el filtro que determine esto y sólo trabajando a ese nivel se pueden lograr los cambios necesarios para convertirnos en personas influenciables. Pero antes que esos cambios ocurran es necesario que haya un despertar, una toma de conciencia, un aterrizaje (a veces forzoso) que nos muestre en dónde nos encontramos parados en este momento. Muchas veces ese despertar se da a causa de una experiencia trágica o muy fuerte, y en ocasiones, cuando llega el deseo del cambio, ha pasado tanto tiempo, que el proceso es un tanto más doloroso, pero igual vale la pena llevarlo a cabo. Es mejor dejar esta vida sabiendo que se hizo el máximo esfuerzo aun cuando haya sido tarde, que irse sabiendo que no se hizo absolutamente nada.
Fernando Sáenz Ford, coach ontológico y experto en la dinámica espiral, presenta una tesis que da mucho sentido al tema de ser influenciables o no en el proceso de desarrollar una base de carácter que nos permita alcanzar grandes objetivos. Fernando afirma que la esencia de nuestro ser NO DEBE cambiar. Lo que somos es lo que somos. No debemos pretender cambiar nuestro ser para el logro de nuestras metas ni para llenar los estándares establecidos por otros. Sin embargo, aquello que se desprende de nuestro ser, que es nuestro CARÁCTER, es susceptible a cambios y mejoras, y allí es donde debemos enfocar los procesos de cambio. 

Después de entender esto fue que Anthony Robbins pasó de ser un obeso fracasado viviendo en un apartamento tipo estudio y lavando los platos en la tina del baño, a ser una de las personas más influyentes de nuestros tiempos viviendo en casas de ensueño: porque su SER permaneció inalterado, pero su CARÁCTER sufrió cambios cuantiosos que lo proyectaron hacia un futuro brillante, sin perder su ESENCIA. Robbins se dejó influir por las mejores mentes de su tiempo. Hizo a un lado a las personas que sujetaban su avance, su padre y madre alcohólicos, y entendió que sólo juntándose con aquellos que ya habían logrado lo que él quería lograr, era que él lo lograría también. Y así lo hizo. Se puso cerca de aquellas personas exitosas y se dedicó a estudiar los libros escritos por los más grandes triunfadores. ¿El resultado? Ya lo conocemos. 

Todos aquellos que nos encontramos en el proceso de expandir nuestro ser y mejorar nuestro carácter nos enfrentamos a situaciones difíciles en las que tenemos que decidir si para continuar nuestro progreso mantenemos una relación o cortamos con ella. Cuando la visión es clara, decidir es más sencillo. Por ello es fundamental tener bien definida nuestra misión y visión. Tener un sentido de propósito que nos guíe en la toma de nuestras decisiones más trascendentales.
Deseo compartir contigo un sencillo proceso de 4 pasos que ha sido muy útil en el proceso de convertirme en alguien más influenciable.
Primero, haz una lista de todas las personas que están cerca de ti y con las cuales interactúas frecuentemente. Segundo, determina cuáles de esas personas están siendo, de una u otra manera, una influencia sobre ti. Tercero, tacha en tu lista aquellas personas que no aporten nada bueno para tu crecimiento y aléjate gradualmente de ellas. Cuarto, planifica pasar más tiempo con aquellas personas que son un gran aporte positivo en tu vida. Siguiendo este sencillo proceso podrás hacer buen uso de la influencia positiva de las personas que te rodean. No obstante, te encontrarás con que habrá personas que no aportan mucho a tu vida, pero de las cuales, por vinculaciones familiares, no podrás separarte como quisieras. En ese caso, sé tú esa persona de buena influencia. Quién sabe si algún día esta persona permita que tu ejemplo influya en su vida. No te garantizo que sea fácil el proceso de desprenderse de algunas personas, pero si perseveras con visión, el resultado y crecimiento compensarán esa pérdida.
Déjate influir por aquellos que han alcanzado grandes objetivos. No pienses sólo en términos financieros. Piensa en términos de relaciones, de emociones, de madurez, de salud y figura, de intelecto. Pueden ser personas cerca a ti o pueden ser grandes pensadores de talla mundial en las páginas de un libro o en un video o audio. La reflexión es la misma: déjate influir por lo bueno.
Pero no es gratis. Debes dar algo a cambio. La retribución que deberás dar cuando tu carácter se haya formado de manera tal, es ser aquella figura de influencia en las vidas de personas que te constituyan como ejemplo para ellos y de esforzarte por pagar el precio de ser esa luz para quienes así te lleguen a considerar.
Recuerda: "Eres el promedio de las cinco personas con las que más pasas tu tiempo".
¿Estás pasando tu tiempo con las personas correctas?


martes, 5 de junio de 2012

El Éxito y el experimento del Masmelo


El experimento del masmelo demostraba que aquellas personas que pueden aplazar su gratificación, logran alcanzar el éxito. Implicaciones de dicha teoría.
Copiado de http://suite101.net/article/el-exito-y-el-experimento-del-masmelo-a37727


El experimento del masmelo y sus implicaciones en el éxito de las personas se basa, fundamentalmente, en cierto experimento que se hizo con algunas niños de cuatro años en la década de los 60, en la Universidad de Stanford en Estados Unidos por el profesor Walter Mischel.
El experimento consistía en dar a cada niño (solo, encerrado en un cuarto, durante 15 minutos) un masmelo o malvavisco, diciéndole a su vez que si no se lo comía hasta que el orientador regresara, recibiría como premio otro masmelo de tal manera que se podría comer entonces dos masmelos en vez de uno; de lo contrario no recibirían ninguna recompensa.
Como era de esperarse muchos de los niños se comieron el masmelo de immediato y tan sólo una tercera parte de los mismos supo esperar para obtener su recompensa. Pero el experimento no se quedó ahí y aproximadamente unos 14 años más tarde se les hizo seguimiento a algunos de los niños con los cuales se experimentó inicialmente y se descubrió asombrosamente lo siguiente:


Resultados del experimento del masmelo

  • Aquellos niños que se comieron el masmelo inmediatamente, tenían más problemas sicológicos, eran menos sociables, eran testarudos e indecisos, se dejaban llevar fácilmente por las frustraciones y tenían en general una muy baja autoestima.
  • Por el contrario aquellos que no se comieron el masmelo de inmediato, sabían lo que querían, perseguían sueños y objetivos, eran perseverates y afrontaban con determinación los obstáculos, tenían una buena autoestima, eran competentes académicamente y sabían resolver conflictos, además de tener buenas relaciones en general.

Aplazar la gratificación

Dicho estudio pudo demostrar que todas aquellas personas que tienen la habilidad de aplazar la gratificación son mucho mas exitosas, porque son disciplinadas, perseverantes y determinantes en cuanto a cumplir sus metas se refiere, convirtiéndose en el principio fundamental del éxito.
Con respecto a esto, el conferencista motivational y sicólogo, Joachim de Posada escribió un libro titulado “No te comas el masmelo… todavía”, en el cual amplía mucho más el anterior concepto, entretejiendo una interesante y muy amena historia, cuyos personajes principales son un prestigioso y muy adinerado empresario y su conductor, ambos hombres muy inteligentes y con un amplio coeficiente intelectual, pero que se encuentran en una bien marcada desigualdad de posiciones.

La voluntad es determinante para el alcanzar el éxito

En la historia el autor demuestra cómo ambos personajes han actuado a través de sus vidas para obtener los resultados que ambos tienen; según sus resultados, el empresario no se comió el masmelo mientras que su conductor si lo hizo, o por lo menos lo habría hecho. Pero lo más interesante del asunto es que el autor enseña unas pautas muy prácticas que le permiten a las personas en cualquier etapa de su vida retomar las riendas de esta y alcanzar el éxito, porque como dice en uno de sus apartes:
El éxito no depende de tus circunstancias pasadas o actuales; el éxito depende de la voluntad que tengas para hacer todo aquello que es necesario para triunfar. Y el día que apliques esa voluntad estarás dando el primer paso para alcanzar el éxito. La palabra importante es, ahora”.
La clave consiste en lo que todos estemos dispuestos a hacer hoy para obtener los resultados mañana, tales como esfuerzos y sacrificios o cambios de hábitos para alcanzar nuestros sueños. El autor demuestra a través de su libro y de sus conferencias que la clave entre el éxito y el fracaso, no radica solamente en el esfuerzo personal, ni en estar dotado de una inteligencia superior, sino en el hecho de aplazar la gratificación o dicho de otro modo, retrasar la recompensa.
Alcanzar un sueño siempre nos va a exigir salir de nuestra comodidad y esforzarnos, enfrentar muchos obstáculos y sobre todo en ocasiones superar fracasos, pero lo más importante es no quitar la vista de nuestros objetivos, y aplazar la gratificación en tanto sea posible, porque como decía Henry Ford, uno de los más grandes soñadores y triunfadores que ha dado la historia: “Los obstáculos son esas cosas espantosas que vemos cuando perdemos de vista nuestras metas”. Es por eso que la voluntad y la determinación son fundamentales para alcanzar el éxito.



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domingo, 3 de junio de 2012

Dolor vs. Sufrimiento

Tomando como base la frase que le escuché en un webbinar a Anthony Robbins: "El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional", quise hacer una reflexión con respecto a ello.

Hoy escuchaba a alguien decir que sufrir es crecer, es aprender, es madurar. Si bien es cierto que el pasar por una experiencia dolorosa con una buena actitud nos ayuda a lograr todo esto, el sufrimiento, contrario a lo que se cree, nos conduce por un camino contrario. No es el sufrimiento lo que nos ayuda a crecer, a aprender y a madurar. Es nuestra actitud ante el dolor.

La sola palabra sufrimiento está asociada a otras emociones negativas como la tristeza, el odio, la depresión, las adicciones, el resentimiento, la soledad, los deseos de venganza, entre otras, las cuales minan el carácter del ser humano y si permanecen en el corazón, pueden transformar al individuo en un vil ser.

Nadie quiere sufrir. Todos quieren ser felices. Pero el dolor es, como lo dice Robbins, inevitable. Entonces, ¿cómo manejamos estas situaciones?

La elección voluntaria es el factor determinante en este tema.

La pérdida de un ser querido, un divorcio, la quiebra de un negocio importante (o único) o de un empleo, son experiencias que de seguro ocasionarán dolor emocional. Un accidente puede mutilar gravemente a alguien y esa persona puede pasar un indecible dolor físico y posterior dolor emocional por esa pérdida. Una enfermedad crónico-degenerativa ocasiona terribles dolores físicos de manera permanente en quien la conlleva, y su familia (y el individuo mismo) padecerán dolores emocionales como consecuencia de ello. No obstante, no es el dolor en sí mismo lo que genera el sufrimiento y las otras las emociones negativas. Es la percepción de ese dolor y la manera como enfocamos el impacto de éste en nuestra vida lo que las ocasiona.

Hay sólo tres fuentes de dolor en nuestra vida: 1) las consecuencias de nuestras propias decisiones, 2) las consecuencias de las decisiones de terceros y 3) las consecuencias de las acciones de la naturaleza. Piense en cualquier momento doloroso o difícil que haya experimentado y éste caerá en una de estas fuentes.

Viktor Frankl, prisionero de guerra en un campo de concentración nazi, experimentó dolores inefables tanto física como moral y emocionalmente. En su libro El Hombre en Búsqueda del Significado narra poderosamente la manera en la que él afrontó cada una de esas situaciones que terceros producían en su vida. Frankl no ocasionó este sufrimiento. Tampoco fueron las acciones de la naturaleza. Menos la Providencia o "el diablo". El dolor que padeció Frankl fue ocasionado por terceros: las decisiones de un hombre que se pensó superior al resto del mundo. De igual manera que el dolor ocasionado por la pérdida de la esposa que iba manejando y fue embestida por un conductor ebrio.

¿Cómo lidiamos con eso?

Frankl habla de la última de las libertades humanas. La fuerza consiente de elegir no sufrir, aunque se esté padeciendo un gran dolor, sea este físico o emocional. De proyectar la mente en situaciones de placer, mientras ocurre este dolor. Visualizarse en un futuro iluminado y libre de dolor físico y emocional. Muchos lo llaman fe o esperanza y es la forma más poderosa de enfrentar el dolor.

La elección voluntaria de no sufrir mientras se padece es lo que genera la actitud que permite enfrentar el dolor con buena disposición y con una visión de un mundo mejor, lo cual le permitirá irradiar una energía positiva en torno a usted que tocará para bien los corazones de quienes están cerca, proyectará una imagen de dignidad, fortaleza, entereza y pasión por la vida. No dará lástima ni caerá en compadecerse de sí mismo. Inspirará a otros a seguir adelante y será un ejemplo de perseverancia, liderazgo personal e influencia que perdurará en el tiempo. Será para muchos, comenzando con usted mismo, una luz en medio de una densa oscuridad.

Esto sólo es posible si elige no sufrir.

No se implica con estas declaraciones que las reacciones físicas y emocionales naturales al dolor como lo son el llanto, la necesidad de compañía y de escuchar palabras de aliento se tengan que suprimir. No. Son parte de nuestra naturaleza y debemos dejarlas tomar su curso por el tiempo necesario. De hecho, son estas reacciones naturales que como bálsamo nos permiten que sea más llevadero ese dolor.

Explorando un poco el ámbito filosófico del dolor descubrimos que el preguntarse "por qué" está padeciendo este dolor genera respuestas diferentes a preguntarse "para qué" está padeciendo este dolor. La primera no tiene respuestas satisfactorias. Todas conducen a la auto-compasión. La segunda inspira respuestas que lo proyectan hacia el futuro y crea espacios de aprendizaje y crecimiento como consecuencia de ese dolor.

Elegir preguntarse "para qué" es la clave para poder sobrellevar el dolor y salir triunfante. ¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Cómo podré ser un ser más grande a través de este dolor? ¿Qué legado puedo dejar si elijo vivir con dignidad este momento doloroso? Son algunas de muchas preguntas que se desprenden de ese "para qué".

Esto no quiere decir que al elegir no sufrir y tener una buena actitud usted está a gusto y de acuerdo con el dolor. Quiere decir que lo acepta porque no lo puede evitar, pero que no permitirá que ese dolor destruya su vida por completo.

El sufrir es una elección que usted hace voluntariamente. Recuérdelo. Nadie lo obliga a sufrir, aunque esa persona le esté ocasionando un gran dolor. Usted elige hacerlo. Por las razones que sean, usted lo elige. Pero así como puede elegir sufrir, también puede elegir no hacerlo y al elegir no hacerlo se despliegan ante usted una infinidad de nuevas posibilidades, un universo infinito de opciones positivas.

La próxima vez que se vea enfrentado a una situación de dolor físico o emocional, recuerde estas palabras: "El Dolor es inevitable, pero el Sufrimiento es opcional: ¡Elijo no sufrir!"


Nick Vujicic eligió convertir su dolor en su mayor fortaleza