Influye desde tu liderazgo

La Pirámide de la Influencia

La BASE de la pirámide es ser un MODELO o ejemplo.

El ejemplo se ve.

Un buen ejemplo es lo que da credibilidad al liderazgo.

Un buen ejemplo es lo que permite a un asociado creer lo que dice un líder, o a un profesor creer lo que dice un director o a un alumno creer lo que dice el profesor, o a un hijo creer lo que dice un padre.

Para inspirar confianza en una organización los líderes deben ser, ante todo, dignos de confianza.

Los cambios funcionan mejor y se articulan con mayor rapidez cuando se producen de dentro hacia afuera.

Sólo cuando los líderes son personas dignas de confianza (para lo que es necesario tener personalidad y competencia), se encuentran en una posición que puede inspirar confianza en los demás.

Si un líder se limita a lanzar un discurso y no predica con el ejemplo, demostrando grandeza, los demás lo tendrán calado enseguida.

El siguiente nivel de la pirámide es RELACIONARSE. Representa la calidad de las relaciones que tenemos con los demás.

Relacionarse es algo que se siente.

Está representado por la cantidad de preocupación, consideración y empatía que existe en una relación. Recuerde el viejo adagio que dice que los demás no se preocuparán demasiado por uno, hasta que no sepan lo mucho que nos importan.

Por tanto, un porcentaje importante del liderazgo guarda relación con las relaciones.

La CÚSPIDE de la pirámide de la influencia la ocupa el ENSEÑAR. Una vez que las personas se sienten comprendidas y aceptadas, están abiertos a las influencias, a escuchar lo que el líder tiene que decir.

De igual manera, una vez que las personas vean un buen ejemplo en el líder, un asociado vea un buen ejemplo en el líder, un hijo vea un buen ejemplo en el padre, un alumno en el profesor, y mantienen una buena relación entre ellos, ademas de sentirse valorados, se mostrarán más receptivos a las influencias externas.  Por tanto, la enseñanza en la culminación de los que se ve, de lo que se siente y de lo que se escucha.